Los restos óseos, sorprendentemente bien conservados, pertenecen a una especie que prosperó hace millones de años, cuando la región formaba parte del mar de Tetis. Los paleontólogos creen que esta ballena, probablemente un Basilosaurus o una especie relacionada, vagó por las antiguas aguas durante la época del Eoceno, hace aproximadamente 40 millones de años.
El esqueleto, parcialmente incrustado en la arena dorada, ofrece una imagen vívida de una época en la que los gigantes marinos dominaban las olas en lo que hoy es uno de los desiertos más cálidos de la Tierra. Este descubrimiento no solo es un testimonio de la naturaleza en constante cambio de nuestro planeta, sino también un recordatorio de las antiguas criaturas que han dado forma a nuestra historia natural.
A medida que los investigadores continúan estudiando los restos fosilizados, se espera que este hallazgo proporcione información valiosa sobre la evolución de los mamíferos marinos y las condiciones ambientales de la época del Eoceno. El marcado contraste entre el desierto árido y la vida acuática que alguna vez albergó agrega una dimensión profunda a nuestra comprensión de la historia dinámica de la Tierra.
Este descubrimiento capturará la imaginación tanto de los científicos como del público, ofreciendo una visión de un mundo largamente olvidado, donde las ballenas una vez nadaron en lo que ahora son las abrasadoras arenas de Egipto.