Después de años de desarrollo y miles de millones de dólares invertidos, el nuevo portaaviones japonés finalmente está listo para entrar en acción. El JS Izumo, el buque de guerra más grande de la flota naval de Japón, ha completado modificaciones para permitirle transportar y operar aviones de combate furtivos F-35B.
Los costos totales de modernización del Izumo han superado los 1.500 millones de dólares. Esto incluye refuerzos en la cubierta de vuelo para resistir el calor y el escape de los aviones, sistemas de comando y control mejorados y modificaciones para acomodar el almacenamiento y manejo de municiones. Se gastaron 300 millones de dólares adicionales en la compra de F-35B de Estados Unidos para desplegarlos en el portaaviones.
Las modificaciones al Izumo significan un cambio importante en la estrategia defensiva de Japón. Desde la Segunda Guerra Mundial, Japón no ha mantenido capacidades militares ofensivas, incluidos portaaviones, de conformidad con su constitución pacifista. Sin embargo, el ascenso de China como potencia militar regional ha llevado a Japón a tomar medidas más proactivas para proteger sus intereses territoriales.
El Izumo funcionará principalmente como un portaaviones antisubmarino dado el reciente aumento de la actividad submarina china en el Pacífico. Su complemento de cazas furtivos permitirá a Japón ejercer mejor control sobre el espacio aéreo alrededor de sus fronteras. Además, las capacidades del Izumo podrían permitir a Japón realizar operaciones navales de largo alcance más lejos de sus costas.
Mientras que algunos critican la acumulación de capacidades ofensivas de Japón como inconstitucional, sus partidarios argumentan que el Izumo es necesario para contrarrestar la creciente flota naval de China, incluidos sus propios portaaviones. La inmensa inversión que Japón ha hecho en Izumo demuestra su compromiso de defender sus intereses contra una posible agresión.
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